El zombi es una figura
legendaria normalmente perteneciente a los países donde se practica el culto
vudú que dicho sea de paso, es una religión
que partió de las creencias que tenían los pueblos que fueron trasladados desde
África Occidental a países de América donde fueron esclavizados, el sincretismo
llegó con la fusión de la religión cristiana.
En sí, un zombi se trataría
de un muerto resucitado por un hechicero utilizando la magia, para convertirlo
en su esclavo, de ahí viene la frase “muerto viviente”.
Según la creencia un
hechicero vudú o bokor, mediante un ritual sería capaz de volver a la vida a un
muerto, pero este dependería de su resucitador. Este tema fue la materia de
muchos estudiosos durante años, entre los que se destaca.
Zora Neale Hurston,
folclorista estadounidense, que se interesó por casos en Haití que hablaban de
personas que murieron pero seguían “caminando”, ella pensaba que esto se debía al
uso de drogas psicoactivas que les privaban de la voluntad, pero nunca pudo corroborar
su hipótesis por falta de datos.
Otro caso interesante es del
canadiense Wade Davis, que también viajó por Haití con su propia hipótesis acerca
del tema, de hecho publicó dos libros: “The serpent and the rainbow” y “Passage ok Darkness: The ethnobiology of
the Haitian Zombie” donde relata cómo se puede convertir a personas en zombis mediante la combinación de
dos polvos, la primera el “coup de poudre” golpe de polvo, que induciría a las víctimas
en un estado de muerte aparente, el componente principal de este polvo seria la
tetrodotoxina , una toxina que se encuentra en el pez globo, que habita en las
costas del Japón y el Mar Caribe, esta toxina administrada en una dosis
semiletal puede inducir una muerte falsa por varios días, sin embrago la
persona seguiría consciente; sus familiares la enterrarían y después el
hechicero la reviviría con otro polvo psicoactivo que le haría perder su
voluntad.
A pesar de que la creencia
del zombi está fuertemente extendida en países como Haití, no existe evidencia
científica de que alguien haya sido zombificado, ni por los polvos descritos ni
por medios mágicos.
Ahora bien, en la red
encontré una explicación más exacta de este misterio, y es que en verdad se
trata de la utilización de la toxina proveniente de los intestinos, piel y
ovarios del pez globo, que es una de las sustancias más salvajes que existen,
su efecto es 60.000 veces más poderoso que la cocaína y 500 veces más que el
cianuro.
En grandes dosis es letal,
pero en pequeñas cantidades los síntomas aparecen dentro los 10 a 45 minutos
empezando con un hormigueo en la cara y extremidades, luego la parálisis, colapso
respiratorio y cardiovascular, para luego entrar en un estado de catalepsia o
muerte simulada. Si hubo gente que realizó esta práctica y era para desenterrarlas
y hacer que trabajen después en plantaciones; aclarece que en realidad nunca
estuvieron muertos, es decir que no fueron muertos vivientes, sino falsos
muertos.
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