La ex cárcel de Alcatraz también llamada La Roca fue por mucho tiempo un ícono de la seguridad carcelaria en el mundo ya que se encuentra en una pequeña isla ubicada en el centro de la bahía de San Francisco en California, Estados Unidos. En ella se localiza el Faro de Alcatraz, y antiguamente fue utilizada como fortificación militar, como prisión militar y posteriormente como prisión federal hasta 1963. Se convirtió en parque nacional en 1972 y recibió las designaciones de Hito Histórico Nacional (National Historic Landmark) en 1976 y 1986.
Hoy en día, la isla es un sitio histórico operado por el Servicio de Parques Nacionales como parte del Parque Nacional Golden Gate y está abierto para visitas. Los turistas pueden llegar a la isla por ferry desde el muelle 33, cerca de Fisherman's Wharf en San Francisco.
Prisioneros Famosos
Durante los 29 años de funcionamiento que tuvo la cárcel pararon por ella varios prisioneros tristemente célebres, entre ellos los más destacables son: Al Capone, Robert Franklin Stroud (el Hombre Pájaro de Alcatraz), José Sierra, James "Whitey" Bulger y Alvin Karpis, quien pasó más tiempo en Alcatraz que cualquier otro recluso.
Intentos de Fuga
Se dice que durante todo el tiempo de funcionamiento de la cárcel, nadie pudo escapar de la instalación, se tiene la cifra de que 36 presos participaron en 14 intentos de fuga, dos personas lo intentaron dos veces, siete murieron y dos se ahogaron. Uno de los eventos más memorables fue al que se le dio el nombre de “Batalla de Alcatraz” en donde en un intento de fuga mayo de 1946 ocasionó la muerte de 6 internos.
Sin embrago existe una fuga que se hizo famosa por el hecho de su gran planeamiento, además del hecho que muchos autores consideran que fue la única que si tuvo éxito en su intento, fue la de Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin en junio de 1962 (incluso existe una película protagonizada por Clint Eastwood llamada “Fuga de Alcatraz” donde narran los hechos). En la parte posterior de las celdas de los reclusos en el Bloque B (donde fueron internados los fugitivos) había un pasillo no vigilado de 0.91 metros de ancho. Los prisioneros cincelaron el hormigón dañado por la humedad de alrededor de un respiradero que conducía al pasillo, utilizando herramientas tales como una cuchara de metal soldada con plata de una moneda de diez centavos y un taladro eléctrico improvisado a partir de una aspiradora robada. El ruido era disimulado con el sonido del acordeón durante la hora de música, y el progreso de sus trabajos se ocultaba con falsas paredes de cartón que, en la oscuridad de las celdas, engañaba a los guardias.
El camino de la fuga conducía a través de un motor de ventilación; el ventilador y el motor habían sido eliminados y sustituidos por una rejilla de acero, dejando un hueco lo suficientemente grande como para que un preso pudiera subir. Robando una cuerda de carburo de silicio del taller de la prisión, los presos habían quitado los remaches de la rejilla y los sustituyeron por otros de imitación hechos de jabón. También robaron varios impermeables para usarlos como balsa en su huida. Dejaron en sus respectivas camas muñecos de papel maché a los que habían pegado cabello real de la peluquería de la prisión para despistar a los guardias, y se fugaron. La hipótesis fue que llegaron a la bahía de San Francisco a las 10 de la noche.
El informe oficial del FBI dice que los tres prisioneros murieron ahogados antes de su llegada a la bahía, pero nunca se encontró sus cuerpos sino más bien algunos de sus pertrechos, por eso nacieron varias hipótesis de que si lograron llegar a la bahía y nunca fueron encontrados. Navegando por el internet descubrí una historia donde se dice que dos de ellos Frank Morris y uno de los hermanos Anglin si sobrevivieron mientras que el otro se ahogó, una vez a salvo se cambiaron de nombre por eso la policía nunca pudo ubicarlos.
Un dato curioso es que en la prisión de Alcatraz se prohibía que los presos se bañen con agua fría sino más bien muy caliente, esto no acostumbrar a sus cuerpos a las heladas aguas de la bahía de San Francisco, además que los guardias tenían la orden de lanzar el rumor que las aguas estaban infestadas de tiburones, aunque nunca se reportó un ataque en las cercanías.
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