Simplemente de otro mundo, o quizá algún día se lo invente,
tal vez con algunas modificaciones.
Bueno recientemente a través del mundo onírico pude apreciar
esta máquina que consiste en lo siguiente: La visión en sí se trataba de algo
muy común, es como cuando alguien compra su primera bicicleta o motocicleta y
no sabe manejarla, está nueva de paquete y se la pone a probar en medio de la
calle, sabiendo que esto toma su tiempo, el acostumbrarse y demás, sabiendo
también que existen otros muchos aparatos similares y que cualquier rato uno se
encontrará con alguno de ellos.
En este caso no se trataba de una bicicleta sino de una tabla
voladora, parecida a una tabla de surf, aunque no era de ese tamaño total, sino
más bien ¾ partes de una tabla normal, era de color blanco y celeste (aunque
eso dependía del diseño), la diferencia principal es que esta tabla era
ergonómica tenía la forma para acomodar el cuerpo humano por encima de ella y
unos pequeños sujetadores a los costados, casi invisibles al ojo. Entonces el
manejo era casi lo mismo que utilizar una tabla de surf en una ola, sólo era deslizarse
por encima de la tabla mientras ella se mantenía como a 1,20 metros del suelo y
controlarla para ir avanzando, casi con los pies en el aire.
Demás está decir que controlar la tabla era muy difícil, además
que rápidamente alcanzaba una velocidad como de 40 km si no era controlado
correctamente, el control se lo hacia mediante el cuerpo, inclinarlo un poco
adelante para frenar e inclinar hacia atrás para acelerar, o mover las caderas
para girar a la izquierda o la derecha, era complicado pero la experiencia
bastante emocionante, porque se veía gente por la calle que ya lo dominaba y
era como ver a los patinadores de tabla expertos.
Durante esta experiencia recorrí un par de cuadras, por
supuesto sin poder dominarla a la perfección, a cada momento tenía que bajarme
de la misma y frenarla con los pies, pero me moría por probarla en una carretera
de alto tráfico y ver su total velocidad.
En cuanto a su funcionamiento, la persona que me daba las instrucciones
me lo explicó muy detalladamente, claro algo básico como cuando a uno le
explican la combustión interna de su automóvil. Lo malo es que yo no entiendo
mucho de física ni de maquinaria, pero lo que si recuerdo bien es que no
funcionaba a hélices como existen prototipos de máquinas hoy en día, sino con
electromagnetismo dispersados en pequeños aparatos por todo el borde, lo que hacía
que fuera relativamente estable, tenía en pequeño motor eléctrico que se
cargaba mediante una batería, que según lo que recuerdo no era de litio, algo
más, lo que me llevó a pensar que en algún momento tendría que conectarlo a una
fuente de energía.
Bueno hasta aquí llegó la experiencia, que fue realmente
sorprendente, sobre todo sentir el poder deslizarse por los aires a baja
altura.
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